El argumento más frecuente y pretendidamente fuerte utilizado por los detractores de la revolución cubana señala la “imposibilidad” de salir de la isla como medida certera de su falta de democracia, y presenta a la foto del balsero “escapando” de Cuba como evidencia concluyente de un descontento generalizado que sólo podría ser explicado por un régimen insensible y tiránico que encarcela a sus ciudadanos condenándolos a vivir por la fuerza en un modelo económico y social netamente injusto. El fracaso del modelo socialista empujaría a sus habitantes a poner en riesgo su vida lanzándose con precarias embarcaciones en aguas repletas de tiburones con la esperanza de que EEUU, país noble y magnánimo, los recoja solidariamente en calidad de “exiliados”.


La carencia casi absoluta de información objetiva sobre cuáles son las leyes y reglas que rigen al socialismo cubano y la abundancia de opiniones infundadas con claro sesgo anti-cubano que desde los grandes medios de comunicación emanan hace que la mayor parte de la opinión mundial viva en una confusión sobre el tema que roza con la fantasía, en donde muchos suponen que, por alguna razón, el malvado dictador Castro prohíbe por decreto-ley a los habitantes de la isla pasar más allá de los límites fronterizos por macabras razones que nunca nadie explicita. Es por esto que es posible inferir que las posiciones políticas que se toman con respecto al proceso revolucionario serían muy distintas si el acceso a la información no estuviese obstaculizado por fuertes intereses económicos que obtienen grandes ganancias de tal desinformación y que con sus acciones limitan la posibilidad de que los ciudadanos elaboren posiciones propias.

Lo cierto es que en la legislación cubana no existe ningún impedimento para salir del país temporal o definitivamente. En el año 2008, sólo por dar un ejemplo, más de 200.000 cubanos realizaron viajes temporales al exterior. Aquellos interesados en salir del país deben tramitar su pasaporte en la Dirección de Inmigración y Extranjería y luego solicitar un permiso de salida. Dada la tremenda escases de divisas provocada por el bloqueo (el que genera un constante déficit de balanza comercial sólo saldado por el ingreso de divisas del turismo), el permiso para salidas temporales se otorga a quienes realmente lo necesitan por trabajo u otros motivos realmente prioritarios. Los que quieran vacacionar fuera del país deben demostrar que algún familiar o amigo del exterior solventará sus gastos a través de una invitación formulada por estos. Entonces, sí existe una fuerte limitación para que en la práctica una muy baja proporción de cubanos pueda vacacionar en el exterior, y es la económica. No se trata de un capricho. Nadie que haya analizado medianamente la estructura económica cubana niega que, de levantarse el bloqueo económico que EEUU mantiene con la isla hace más de cuatro décadas, bloqueo que genera perjuicios anuales estimados en 100 millones de dólares, el bienestar general de la población se incrementaría notablemente y con ello muchos más cubanos tendrían el aparente “derecho humano” de acceder a lujos tales como vacacionar en el exterior, tener televisor LCD de 50 pulgadas o cualquier otro consumo suntuario que se utilice como índice de democracia desde la óptica consumista – capitalista. Queda claro entonces que una de las medidas más utilizadas para medir y hacer examen de democracia a la isla (la imposibilidad de salir del país) es simple y directamente falsa.

Cuando uno analiza las cifras de movimientos turísticos alrededor del mundo observa que, en la práctica, por obvios motivos económicos, no resultan ser sólo los cubanos sino la mayor parte de la población mundial quien tiene vedada de facto la posibilidad de salir de su país. El capitalismo es un sistema que se especializa en otorgar libertades que por derecho se establecen, pero que por economía se prohíben.
Según cifras del Banco Mundial, sólo en 15% de las personas más ricas del planeta pueden darse el lujo de vacacionar en lejanas y afrodisíacas playas del exterior, promedio que esconde marcadas diferencias entre las distintas regiones del mundo.





Al ser el turismo emisivo un consumo suntuario, no resulta extraño observar que la supuesta necesidad-libertad-derecho- de salir del país queda prácticamente reducida a la diminuta jurisdicción de los países más ricos y poderosos del mundo.Cuanto más rico es un país, mayor es la proporción de la población que puede salir del mismo. Bajo esta realidad, si estudiamos cómo se relaciona la riqueza de cada país (midiéndola en PBI Per Cápita PPA) con los datos de turismo emisivo surgen datos verdaderamente notables.


Mientras el turismo emisivo cubano se ajusta a la perfección a los valores esperables dado su nivel de riqueza, resulta ser justamente EEUU uno de los países con menor turismo emisivo teniendo en cuenta su gran poderío económico. Por ende, medida la democracia con su propia vara, resulta ser uno de los países más antidemocráticos del mundo.




En la mayoría de los países, democracia significa que la inmensa mayoría viva completamente desposeída, pero con la posibilidad legal y teórica de visitar los grandes manantiales del consumo. Democracia es tener el derecho a soñar con exquisitos banquetes mientras se come de los restos de la basura ajena. Es dormir en la calle y soñar con palacios. Es tener que aceptar que la extrema desigualdad y miseria no es producto de la injusticia sino de la falta de esfuerzo. Si quiere consumir hágalo, ninguna ley ni juez se lo impide.

Clave de lectura del gráfico 2: la recta representa la relación promedio (positiva) entre riqueza medida en PBI Per Cápita PPA y turismo emisivo (en %) para una muestra de 127 países para los que se disponen datos. Cada punto representa un país, y la distancia de cada punto hacia la recta es el desvío positivo o negativo con respecto al valor esperado de turismo emisivo dado el nivel de riqueza. Los países más cercanos a la recta son los que más se ajustan al nivel esperado de salidas dado su riqueza.

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Durante las últimas semanas, en el marco del conflicto que atraviesa la educación pública de la Ciudad de Bs As, fue materia de debate el bajísimo nivel de ejecución presupuestaria destinado a infraestructura escolar en la ciudad que hoy gestiona el empresario multimillonario y Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri.


La postura oficial ante el conflicto consiste en desconocer y negar completamente esta realidad, siendo la manifestación más patética del escuálido nivel argumentativo de la conducción del PRO y en línea con otras absurdas declaraciones, la que Horacio Rodriguez Larreta, Vicejefe de Gobierno porteño, expresa vía Twitter:

larreta

“Es mentira que haya sub ejecución del presupuesto educativo. En junio ya se había utilizado casi al 50% de lo destinado a educación”.

Tal “argumentación” choca groseramente con la realidad emanada de un documento público y oficial como es el mismísimo presupuesto, en donde podemos ver claramente que el nivel de ejecución de obras públicas destinado a escuelas es de solo el 4,5%, configurando la ridícula situación en la que la ciudad gasta más en asfalto que en escuelas (asfaltos que, por cierto, se encuentran en un estado ruinoso). La destrucción de la educación pública, parece ser la prioridad número uno de la gestión PRO.

Al analizar el presupuesto lo que hacemos es ver cuáles son las prioridades que asigna el gobierno de turno. Previsiblemente, durante el primer semestre del año la ejecución base devengado del presupuesto de la ciudad tiene números verdaderamente escalofriantes. Mientras en términos agregados no se advierten desvíos significativos, cuando hacemos un análisis más profundo observamos una sistemática sub ejecución del presupuesto en toda área o programa social que auxilie a los sectores más vulnerables.

El caso de las partidas destinadas a políticas de vivienda es particularmente grave, ya que impacta de manera clara en las personas de más bajos recursos. Es así como, mientras las leyes 341 y 964 otorgan la posibilidad de acceder a la construcción de conjuntos habitacionales colectivos a organizaciones sociales mediante emprendimientos en forma autogestiva, estos programas, que ya previamente habían sido fuertemente castigados por los presupuestos macristas con recortes en la programación anual, exhiben también penosos niveles de ejecución. Esto está en línea con la sistemática política de desalojos del gobierno de la ciudad, que genera diariamente fatales consecuencias y frecuentes movilizaciones por parte de agrupaciones sociales.

Tomando el primer semestre, en términos generales la ciudad tiene un nivel de ejecución presupuestaria del 43%, acorde a la altura del año. Sin embargo, no todos los programas alcanzan ese nivel. Veamos, entonces, cuáles son las áreas en donde el PRO decide gastar poco o simplemente no gastar, las áreas y programas más castigados del 2010.

Áreas y programas más castigados por la gestión PRO 2010

Programa Con Todo Derecho Ciudadanía Porteña

Su objetivo es el de contribuir mediante subsidios a disminuir la desigualdad en la Ciudad de Buenos Aires, asegurando la superación de la indigencia y disminuyendo la cantidad de hogares en situación de pobreza.

Ejecutado: 34,7%

Atención Niñez y Adolescencia Vulnerables

Su objetivo es implementar circuitos y programas de atención directa tanto en la calle como en centros institucionales propios y bajo convenio para todos los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad social en la ciudad de Buenos Aires.

Ejecutado: 33,8%.

Fortalecimiento de Vínculos

Su objetivo es prevenir y dar respuestas efectivas a las situaciones de vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

Ejecutado: 30.5%

$3.015.971 de $9.885.234

Secretaría de Inclusión y Derechos Humanos

Acorde con la frecuente defensa de la tortura y burla hacia los derechos humanos que Mauricio Macri practica regularmente, la manifestación presupuestaria de su ideología:

Ejecutado: 23,2%

$2.256.357 de $9.725.767

Formación e Inclusión para el Trabajo

Su objetivo es la inclusión social y laboral de las personas en situación de pobreza y con problemas de empleo.

Ejecutado: 21,3%

$5.663.096 de $26.534.874

Ministerio de Desarrollo Social

Los subsidios del Ministerio de Desarrollo Social tienen un bajísimo nivel de ejecución. Se destacan por ser particularmente bajos:

Dirección General de Economía Social (17,9%)

Dirección General de Niñez y Adolescencia (27,5%) (Innumerables despidos)

Dirección General de Sistema de Atención Inmediata (28,5%)

Atención de Salud Mental

Para entender las políticas PRO en materia de Salud Mental no hay mejor opción que escuchar a los propios internos del Hospital Borda. A la psiquiatrización de la pobreza, debemos sumarle una terrible sub ejecución presupuestaria.

Ejecutado: 16,2%

$198.155 de $1.225.995

Instituto de la Vivienda (Ley 1251)

Es el organismo responsable de ejecutar los lineamientos de la política habitacional a través de programas específicos de vivienda destinados a familias de recursos insuficientes que viven en la Ciudad de Buenos Aires.

Ejecutado: 6,4%

$26.272.835 de $409.488.393.

Consejo de Gestión del Parque de la Memoria y del Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado

Tiene por objetivo promover, desarrollar y ejecutar aquellas políticas públicas tendientes a la construcción de la memoria colectiva sobre el terrorismo de Estado.

Ejecutado 4,5%

$158.900 de $3.493.580

Número acorde con innumerables decisiones políticas, como el nombramiento de diversos filogenocidas por expresas recomendaciones de la CIA y el MOSSAD que el mismo Macri admite haber recibido.

Rehabilitación de Conjuntos Urbanos

El programa tiene el objetivo de desarrollar programas de mejoramiento edilicio y de infraestructura en los barrios.

Ejecutado: 3,1%

$1.139.243 de $37.272.895.

Quizás luego de ver ese número podamos entender por qué Bs As se cae literalmente a pedazos.

Educación Sexual

Mientras el 13% de las adolescentes se embaraza sin desearlo, la educación sexual del gobierno de la ciudad está virtualmente paralizada.

Ejecutado: 0.1%

$1.586 de $2.085.000

Mejor Vivir

Tiene el objetivo de mejorar las condiciones de habitabilidad de viviendas que se han visto deterioradas por la falta de mantenimiento a lo largo del tiempo.

Ejecutado 0.9%

$263.974 de $30.000.000

Programa de Reintegración, Integración y Transformación en Villas

Trabaja en la villas de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de urbanizarlas. Esta es el resultado numérico de su excelente manejo en el arte de darle menos a los que menos tienen.

Ejecutado: 0%.

Crédito vigente: $35.256.878,

Viviendas Colectivas con Ahorro Previo

Su objetivo es facilitar el acceso a la vivienda a sectores de ingresos medios bajos, con la participación de una organización social, a través de la construcción de viviendas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con créditos de hasta el 95% del valor de la propiedad.

Ejecutado 0%

Crédito vigente: $101.418.674

Otras áreas o programas fuertemente castigados

Asistencia Socio Habitacional

Ejecutado: 22,6%

$6.116.881 de $27.064.565

Defensa de las Minorías

Ejecutado: 19.9%

$130.400 de $656.492

Infraestructura y Equipamiento del Ministerio de Salud

Ejecutado: 11,5%

Ministerio de Desarrollo Económico- Impulso a la Actividad Emprendedora

Ejecutado: 2,6%

$128.420 de $4.929.178.

Las áreas prioritarias para la gestión PRO 2010

Servicios de Seguridad

Una de las áreas que más ha crecido con respecto al mismo período del 2009 es la de Servicios de Seguridad (o mejor dicho el negocio de la inseguridad), debido a la fuerte aceleración del gasto en el último trimestre, con 32,3% de incremento interanual. Al ver en dónde se capacita la policía macrista, uno puede tener una idea clara de cuál es el concepto de seguridad de esta gestión.

Servicios Económicos

Presenta una fuerte sobre ejecución (52,4%) que se explica fundamentalmente a partir del millonario contrato de recolección de residuos.

Transferencias Corrientes

Se gastaron $965 millones, 43,4% de lo asignado. La mitad corresponde a las transferencias que se realizan a los colegios privados ($437 millones). (ver “Argentina: Escuelas públicas y subsidios a las escuelas privadas”, Parte I, Parte II, Parte III)

Administración Gubernamental

Lo que explica gran parte de su ejecución es el desorbitante aumento de la publicidad que controla la Secretaría de Comunicación Social. (Ejecución 2009: $44 millones. 2010: $88 millones). Hay que destacar que su producción es sinceramente impresentable.

Ministerio de Cultura

Ejecución del 57% ($89 millones de $155 millones), como consecuencia de la finalización de las faraónicas obras del Teatro Colón que intentan cubrir su escandalosa gestión.

Lamentablemente, mientras la democracia siga reducida a que la mayoría elija desinformadamente entre el grupo de payasos que más dinero tienen para aparecer en televisión, seguiremos teniendo que luchar contra estos ajustes y los que en el futuro vendrán.

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La mayoría de los economistas “serios” disfrutan al insistir que la crisis económica griega es el resultado de un conjunto de inoperancias propias y naturales de los helenos. La tesis consiste en afirmar que los trabajadores habrían estado viviendo durante los últimos años una constante y desaforada “fiesta”, un verdadero banquete caracterizado por sistemáticos “aumentos de salarios desmedidos” en el marco de un “excesivo gasto público”.







Empachados por estos aumentos habrían derrumbado la productividad del país en relación con sus principales socios comerciales. Todo esto sería el resultado de una “mano de obra ineficiente, vaga y sobre todo adicta a las huelgas”. Es así como la solución se encontraría en corregir inmediatamente los salarios y reducir el gasto público para poder disminuir el déficit fiscal, sanear las cuentas públicas, recuperar la competitividad externa y afrontar por esa vía los pagos de su abultada deuda. El mismo diagnóstico y la misma receta que el Fondo Monetario Internacional y sus seguidores vienen dando hace décadas por el mundo entero con sus conocidas desastrosas consecuencias. Como es de prever, la realidad es muy diferente a como ellos la plantean y por eso los números de la economía griega expresan exactamente lo contrario a lo que los señores del FMI predican. Veamos cuáles son esos números y derrumbemos los mitos que de Grecia se han creado para justificar el draconiano ajuste que sus trabajadores hoy están soportando.

Mito 1: “El ajuste es necesario porque hubo aumentos de salarios desmedidos”

Cuando se argumenta que los aumentos salariales fueron desmedidos se remite directamente a que su incremento fue mayor que el de la productividad laboral. Una de las formas más eficaces y concretas de saber en qué medida esto es cierto, en qué medida los aumentos de salarios serían “desmedidos”, es utilizar el indicador del Costo Laboral Unitario Real (Real Unit Labour Cost). El mismo asocia la remuneración total de los trabajadores con su productividad para arrojar una medida certera de cuánto se le paga a los trabajadores en relación con lo que producen (productividad). Es decir, un aumento salarial que no se corresponda con aumentos de productividad laboral aumentaría los costos laborales e implicaría una pérdida de competitividad.

Para sorpresa de los auspiciantes de esta idea (o quizás no) cuando miramos los datos vemos claramente que el Costo Laboral estuvo bajando durante los últimos años. Grecia viene evidenciando desde 2003 aumentos de productividad laboral que sistemáticamente superan a los aumentos salariales. Si bien esta tendencia se revierte a partir de la crisis, todos los países de la zona euro evidencian la misma dinámica. Es decir, este último aumento del Costo Laboral no es particular del caso griego, sino que se manifiesta en forma generalizada.




Medido por este indicador, Grecia es un país muy competitivo, incluso superando a un país de la talla de Alemania.



Esto nos demuestra que el trabajador griego produce más y a menor costo que el trabajador promedio de la zona euro e incluso que el alemán. En síntesis, no hay razones para fundamentar un ajuste de salarios que “compense” este diferencial de productividad.



Mito 2: “En Grecia los trabajadores son poco productivos y vagos”

Cuando medimos la productividad laboral por hora trabajada, en el período 2000-2007 nos encontramos con que Grecia fue uno de los paises con mayor crecimiento. No sólo tuvo un acercamiento al promedio de la zona euro, sino que incluso ganó posiciones con respecto a los demás países de la zona.








Podríamos hacer un análisis más global y recurrir al índice REER. Este índice evalúa la competitividad del país con respecto a sus principales competidores en el mercado internacional. Un aumento del índice indica pérdida de competitividad. Como vemos, durante los últimos años la economía griega no evidenció una pérdida significativa, sino que se encuentra en los primeros puestos.




Se llega a las mismas conclusiones al analizar todo tipo de indicadores de productividad. Ya lo midamos por Costo Laboral Unitario, Productividad Laboral Horaria, índice REER o crecimiento del PBI per cápita, la conclusión es la misma: su mercado laboral es muy competitivo y la dinámica del mismo evidencia un crecimiento superior al promedio de la zona euro.



Tan falso, insostenible y risible es el argumento de la “vagancia” griega que nos da la oportunidad de rematarlo con el siguiente gráfico, en donde vemos que son justamente los trabajadores griegos quienes más trabajan.




Mito 3: “El ajuste es necesario porque Grecia tiene un excesivo gasto público y los trabajadores demasiados beneficios”

A estas alturas no es difícil imaginar que los números dicen exactamente lo contrario: el gasto público de Grecia siempre fue menor en términos de porcentaje del PBI que el promedio de la zona euro, así como también el porcentaje del producto que se llevan los trabajadores.





Mito 4: “La deuda griega es el resultado de un Estado demasiado grande”

Tanto la zona euro como Grecia estuvieron reduciendo sus ratios de Deuda / PBI durante los últimos años. Esta tendencia se modifica a partir de la crisis de 2008, cuando se evidencia una idéntica variación porcentual en ambos.






Como vemos, el aumento del nivel de endeudamiento es un fenómeno que se origina con la crisis y de forma generalizada. Pero, ¿a qué se debió esta variación?

Lo que los señores del FMI omiten recordar es el multimillonario rescate bancario que realizó Grecia en el 2008, cuando 28.000 millones de euros de las cuentas públicas se inyectaron en el sistema bancario para salvarlo. Y es justamente dicho salvataje el que explica gran parte la crisis.

A esto debe agregarse un factor adicional, relacionado esta vez sí con fenómenos particulares de la economía griega.

Hasta la crisis de 2008 Grecia tuvo una tasa de crecimiento muy superior a la de los países centrales de la zona euro. Pero a partir de la crisis, su producto se mantiene fuertemente rezagado, evidenciando una estructura productiva muy dependiente de los choques externos.



Con la recesión, los ingresos de todos los gobiernos cayeron, pero sobre todo en Grecia, cuyo crecimiento está íntimamente asociado al turismo. Grecia atrae alrededor de 18 millones de turistas cada año, que aportan el 15% del producto y mantienen el 15% de los empleos. En el año 2009 el turismo tuvo la peor caída de los últimos 15 años. Un elemento importante fue la devaluación de la libra esterlina con respecto al euro, lo que encareció el turismo para los ingleses, quienes representar el mayor porcentaje de visitantes.

Pero más allá de esto, lo importante es comprender que de ninguna manera son los trabajadores griegos responsables de esta crisis. El ajuste que sobre ellos aplican no es otra cosa que la “socialización de las pérdidas” que en cada crisis el pueblo debe soportar. Si en Grecia hubo durante estos últimos años una fiesta, los trabajadores no estuvieron invitados.

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“En el mes de marzo del año 2000 sesenta haitianos se lanzaron a las aguas del mar Caribe en un barquito de morondanga. Los sesenta murieron ahogados. Como era una noticia de rutina nadie se enteró, pero esos sesenta haitianos habían sido cultivadores de arroz, y los cultivadores de arroz habían sido en Haití condenados a convertirse en balseros, en mendigos, desde que el FMI prohibió los subsidios que el Estado proporcionaba al arroz nacional. El FMI, que es un organismo bastante distraído, se olvidó de prohibir los subsidios al arroz que el gobierno de los EEUU otorga a la producción nacional…y ahora Haití compra su arroz en los EEUU.” Eduardo Galeano


Allá por la segunda mitad del siglo XIX el médico estadounidense Samuel Cartwright llamó “Drapetomanía” a una enfermedad que azotaba al mundo y amenazaba el perfecto y natural estado de las cosas. Según su diagnóstico, era un padecimiento que sólo los esclavos negros sufrían, un desorden mental que les impedía aceptar su esclavitud y los empujaba a pagar aún con el precio de la muerte su libertad.

En el año 1804, luego de 35 años de revolución, pagando el precio de la muerte de una tercera parte de la población, los esclavos de la antigua colonia francesa lograron romper las cadenas que los hacían esclavos y alcanzaron su independencia. Y aunque la mayoría de las enciclopedias omitan este hecho, fue Haití y no Inglaterra el primer país que abolió la esclavitud en el mundo. Mientras tanto desde EEUU, donde entendían que no necesariamente la verdad evidente de que “todos los hombres son creados iguales” incluía a los negros y por eso la esclavitud seguía de moda, Thomas Jefferson, presidente y dueño de esclavos, consecuente con el apoyo financiero que George Washington había dado a los franceses durante la Revolución Haitiana, apoyó el intento de recolonización de Napoleón Bonaparte. Pero el pueblo haitiano volvió a triunfar y EEUU tuvo que contentarse con adherir al bloqueo económico contra la revolución que pregonaron las principales potencias imperiales y negar su reconocimiento a la independencia haitiana. Francia lo hizo en 1825, los británicos en 1839, pero EEUU tuvo que meditarlo casi 60 años (1862) para entender la idea de una república en donde los negros caminaran sin cadenas. Esa dificultad de entendimiento la expondría claramente el Secretario de Estados norteamericano, James Madison, en 1805: “La existencia de un pueblo negro en armas, (…) es un espectáculo horrible para todas las naciones blancas”.

Una vez meditada y reconocida su independencia, cuando en 1872 barcos de guerra alemanes obligaron a pagar reclamaciones financieras a Haití, los haitianos pidieron ayuda a EEUU, aduciendo la Doctrina Monroe, la que decía que EEUU no permitiría ninguna intromisión de las potencias europeas sobre territorio americano. Sin embargo el presidente norteamericano Ulyses Grant hizo oídos sordos.

En 1888 la marina de EEUU decidió bloquear las costas haitianas para “persuadir” a que sea liberada una nave estadounidense que había violado sus leyes. En 1891 bloqueó nuevamente esas costas, esta vez para que el gobierno le permita instalar una base naval en Molé de Saint – Nicholas. El curriculum diplomático estadounidense es impactante: entre 1857 y 1900, EEUU intervino diecinueve veces contra Haití, por motivos que, aún no se sabe si por algún extraño azar o su “Destino Manifiesto”, siempre favorecieron los intereses estadounidenses en la isla.

En 1910 desde Washington impusieron un crédito de la Casa Speyer and Co y del National City Bank, así como el Contrato Mac Donald. Esto hizo que Haití perdiera su soberanía financiera y que los grandes pulpos norteamericanos pudieran monopolizar la economía. Años más tarde, Woodrow Wilson, en un acto de sentimentalismo, produjo la ocupación militar de la capital de Haití para “ayudar” a que se resolvieran los conflictos legales en los que se habían metido los monopolios norteamericanos.

En 1915, luego de presiones económico-políticas por parte de EEUU, fue derrocado el presidente de Haití Davilmar Tréodore. Su sucesor, el general Vilbrum Sam, ordenó la masacre de decenas de presos políticos, quien fue luego ajusticiado en la vía pública. Esto, y el supuesto plan del Kaiser de invadir Haití, fue un perfecto pretexto para que Woodrow Wilson se anticipara ante dichos peligros y otorgara el perfecto remedio: una sangrienta ocupación militar que duraría dos décadas. Durante la ocupación, la infantería de Marina estadounidense y sus aliados haitianos masacraron a la resistencia popular campesina. Para no aburrirse, no dejaron de bombardear diversas zonas rurales y a la población civil asentada en ellas. En 1934, luego de cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros, el ejército norteamericano volvió momentáneamente a casa. Robert Lansing, secretario de Estado, aportando al diagnóstico que Cartwright había realizado, justificaba la ocupación: el pueblo haitiano tiene “una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización”. En 1937, el dictador de República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo ejecutó a sangre fría a 25.000 haitianos. EEUU quiso ayudar y organizó una reunión entre las partes. Gracias a los esfuerzos de la diplomacia estadounidense se hizo justicia: Haití recibió una indemnización de veintinueve dólares por cada uno de los 18.000 haitianos que habían sido asesinados (1). En 1950 la Casa Blanca apoyó el golpe militar que puso a Paul Magloire en el poder de Haití. En 1957 EEUU dio una amistosa bienvenida a Francois Duvalier (“Papa Doc”), quien se mantuvo en el poder masacrando y empobreciendo al pueblo haitiano hasta su pacífica muerte por causa natural en 1971, cuando su hijo de sólo 19 años de edad, Jean-Claude Duvalier (“Baby Doc”), también bendecido por EEUU, heredó el “trono democrático” y continuó la masacre hasta 1986. En ese mismo año, luego de una rebelión popular, EEUU y Francia acordaron ayudar a Haití, esta vez acelerando los trámites de la impune salida del dictador.

En 1987 el batallón Leopardo de las Fuerzas Armadas de Haití (casualmente entrenado por los EEUU) junto a Escuadrones de la Muerte, ejecutaron a más de mil campesinos, así como también al líder del Movimiento Democrático para la Liberación de Haití, Louis-Engene Athis. Ese hecho hoy se recuerda como la Masacre de Jean Rabel, y en su momento fue aplaudido por la Casa Blanca y premiado duplicando su ayuda financiera y educación militar.

Pese a la injerencia sistemática que venía realizando hace más de dos siglos, en 1988 la Casa Blanca se negó enfáticamente a intervenir en los “asuntos internos” de Haití. El general Henri Namphy, en un “acto de soberanía”, derogaba la Constitución aprobada por referéndum en 1987 y reprimía brutalmente a la población. Como parte de su paquete de ayuda humanitaria, Washington endureció las políticas inmigratorias para con los emigrantes haitianos que, huyendo de la represión, se dirigían hacia EEUU. En febrero de 1990 Jean-Bertand Aristide, ex-sacerdote identificado con la teología de la liberación, fue electo presidente con el 67.5% de los votos, siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la historia de su país. Cuando Aristide asumió el Gobierno en 1991, propuso aumentar el salario mínimo de 1,76 a 2,94 dólares por día, pero la Agencia para la Inversión y el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) se opuso a esta propuesta, con el argumento de que significaría una “grave distorsión” del costo de la mano de obra. Meses más tarde Aristide fue víctima de un golpe de Estado perpetuado por Raúl Cedras y apoyado por la administración Bush a través de la CIA. Una nefasta dictadura que dejó un saldo de 5.000 muertos y desaparecidos.

En 1994 se organizó desde Washington la salida de la junta militar y el regreso del presidente, quien terminó su mandato bajo las órdenes de la operación “Restaurar la Democracia”, cuya principal preocupación fue que no se vuelva a criticar y estigmatizar al capitalismo así como también asegurar la fiel obediencia de cada una de las “recomendaciones” del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En las elecciones presidenciales de 1996, René Préval, ex primer ministro de Aristide, obtuvo la victoria con el 88% de los votos. El nuevo presidente, de formación izquierdista y progresista, se retiró de los lineamientos del sistema económico liberal, aunque continuó con la campaña de privatizaciones de varias empresas gubernamentales, debido a las constantes presiones del FMI.

En octubre del año 2000, oficiales al mando de Guy Philippe organizaron un fallido golpe de Estado. Guy Philippe, policía haitíano entrenado a comienzos de 1990 en Ecuador por las fuerzas especiales de Estados Unidos, el mismo que en algún momento se declaró admirador del dictador chileno Augusto Pinochet, se refugió en la embajada de los Estados Unidos en Puerto-Príncipe.

Una vez finalizado el mandato de René Préval en 2001, fue elegido Aristide nuevamente, ahora con el 91% de los sufragios. En 2003, el francés Regis Debray, quien delató durante la campaña de Bolivia la posición del revolucionario Ernesto “Che” Guevara (traición que llevaría a éste último a su muerte), y luego liberado gracias a la ayuda del gobierno francés, exige la renuncia del presidente, quien se niega.

En Febrero de 2004 entró en juego la operación “mañana seguro” del departamento de estado norteamericano: envío de tropas con la excusa de proteger su embajada y la democracia en Haití. El 29 de febrero se consumó el secuestro de Aristide por parte de tropas norteamericanas, en donde sacaron del país al presidente desconociendo el voto de la mayoría de la población. Los gobiernos de las Naciones Unidas avalaron el secuestro. Sólo algunos gobiernos, como el de Venezuela y Sudáfrica, solicitaron una investigación sobre los hechos que originaron la salida del presidente Aristide. Las tropas norteamericanas, luego de dejar cientos de muertos seguidores de Aristide, dejaron la tarea a cargo de la MINUSTAH, quienes combaten a quienes claman por el regreso de su presidente y encarcelan a quienes realizan trabajo social en las comunidades (como Gerar Jean Just en Diciembre de 2004). En el 2006, René Préval resultó electo presidente de Haití en una elección organizada y controlada por la ONU. En la actualidad, Haití está en la posición 150 de 177 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Un 80% de la población vive en la pobreza. La mitad de los haitianos no tiene acceso al agua potable. La esperanza de vida es de 50 años. La desigualdad es extrema: el 3 % de los habitantes tiene el 90% de la riqueza de la nación. Tan sólo el 15% de la población está alfabetizada, en donde apenas el 2% termina el ciclo escolar secundario. De aquellos que pueden hacerlo, el 80% emigra en busca de otras alternativas, principalmente hacia EEUU, fuga de cerebros que limita aun más las posibilidades de desarrollo económico del país. Las remesas de aquellos que logran escapar del capitalismo haitiano representan el 40% de su PBI.

Haití es un claro ejemplo de la barbarie que Rosa Luxemburgo profetizó como destino del capitalismo. Una barbarie que ahora los medios de comunicación se esfuerzan en disfrazar como resultado de un terremoto que sólo dio un tiro de gracia a un sistema ya completamente inviable. Luego de más de dos siglos de ocupación, saqueo y muerte, el derrumbe del palacio presidencial no es otra cosa que una metáfora de un Estado que se cae a pedazos y pide a gritos su reconstrucción.

Haití es un pueblo que, pese a la incesante lucha con aquellos que consideran al diagnóstico de Cartwright aún vigente, mantiene intactas sus ansias de libertad y se sigue rebelando aún con el alto precio de la muerte. Por eso, lo que debemos recordar cada vez que prendemos nuestros televisores, es que el horror que hoy vemos en Haití no es la consecuencia de un sismo, sino de lo que el periodista argentino Rodolfo Walsh conceptualizó alguna vez como miseria planificada.

Nota:

(1) 18.000 muertos fue la cifra reconocida por el dictador Trujillo.

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Algo muy importante para el cada vez más poderoso grupo de piratas que controla los medios masivos de comunicación es poder mantener al pueblo adormecido. Hace algunas décadas los miembros de las elites de todo el globo se percataron de que a partir de las posibilidades que abrieron los cambios tecnológicos podían controlar el flujo de información, la materia prima del pensamiento, y de esa forma atacar de raíz las reivindicaciones sociales que atentaban contra sus intereses empresariales. Aquel pueblo y sobre todo aquella juventud que otrora cuestionaba la legitimidad del orden social y de las estructuras de poder vigentes hoy se encuentra en gran parte desactivada. Y el actual estado de cosas, el hecho de que hoy la mayoría de los jóvenes afirmen que la política no les interesa, que es aburrida, y que su más complejo comentario político consista en señalar que los funcionarios públicos delinquen, no es casual sino una política programada. Donde antes era necesario desplegar un costoso aparato coercitivo para doblegar voluntades, ya no lo es.

Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano (PCI), consideraba que el poder que ejercen las clases dominantes no podría mantenerse en el tiempo si este dependiera del aparato coercitivo. Si esto fuese así las bases de su dominación serían endebles, bastaría con que el proletariado reúna una fuerza militar superior para derrocarla. El hecho de que una minoría de la población mundial tenga la propiedad de la mayor parte de los recursos y el resto acepte pasivamente su situación de desposesión sólo puede entenderse por el accionar de la hegemonía cultural.

Hace más de 2100 años Julio Cesar creó el primer diario de la historia, el Acta Diurna, en donde las noticias mostraban un mundo que se adaptaba a los intereses políticos de sus editores. Hoy, esa herramienta de dominación ha evolucionado y se ha convertido en la forma más eficaz de control social que la humanidad haya conocido jamás.

La familia, el sistema educativo y la religión son instituciones que en las últimas décadas fueron perdiendo protagonismo como formadores de valores y creencias. En la Argentina, los ciudadanos pasan en promedio seis horas por día frente al televisor. ¿Cuánto tiempo dialogando con su familia?, ¿cuánto en la escuela, ¿cuánto en la iglesia? Esas respuestas deberían hacernos reflexionar sobre un hecho importante: lo que pasa por la televisión, aún en su habitual escenario estúpido y circense, define las temáticas sobre las que se basará la comunicación social. Las implicancias sociológicas que tiene la continua exposición mediática del apologista del derroche y multimillonario Ricardo Fort (un personaje absolutamente menor que, esperemos, próximamente sea condenado al ostracismo mediático como suele suceder con los de su talla) son de una gravedad muy profunda y difícil de contrarrestar.

Joseph Goebbels, responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda nazi, dijo alguna vez que “si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. Y esa es la estrategia que la derecha hoy ha tomado. Hace algunas décadas los voceros de la derecha argumentaban, esgrimían ideas. Existía un debate. Ya no, ahora son simples amanuenses de consignas vulgares, facilistas y retrógradas que repiten calcadamente. Lo que se oye es un discurso único cuyo objetivo es moldear un “sentido común” reaccionario, y cuyo principal esfuerzo es el de impedir que toda noción de comunidad atreva a convertirse en pensamiento.

La cotidiana construcción y perpetuación de la ruina cultural es la prioridad de toda elite que desee mantener intactos sus privilegios. En ese sentido, sería ingenuo suponer azaroso que el discurso político derechista y monocorde que emana de los medios tenga como principales protagonistas a vedettes, humoristas de cuarta categoría y periodistas cuasi-analfabetos. Existen determinados sectores con mucho dinero y poder que se benefician enormemente del desconocimiento generalizado.

Tampoco es azaroso que en la Argentina la posibilidad de acceder a un canal de televisión por parte de empresas privadas haya nacido gracias al decreto militar 15.460 del 25 de noviembre de 1957, durante el mandato de Pedro Eugenio Aramburu. Sólo un gobierno dictatorial puede concebir que la comunicación social deba ser manejada autoritariamente por un puñado de millonarios.

La estrategia de las elites es seguir financiando a las fábricas de la ignorancia porque es eso lo que las mantiene como tales, y en esa táctica se inscribe la designación de Abel Posse, quien ha sido designado como Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires con la misión concreta de limitar el progreso cultural argentino.

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